Funde la mantequilla.
Comienza por la base, para ello tritura las galletas y mezcla bien con la mantequilla hasta obtener una masa manejable. Las galletas las puedes triturar manualmente con un mortero, en un procesador de alimentos o dentro de una bolsa, presionando hasta hacerlas polvo con un rodillo.
Cubre la base del molde con la mezcla de la galleta y la mantequilla, asegurándote de apretar lo suficiente para que quede condensada y bien distribuida por la base.
Deja enfriar mientras preparas el relleno.
Mezcla la gelatina en polvo con el azúcar glas, añade 80 g de leche condensada y revuelve hasta disolver.
Calienta los 20 g de leche condensada restante con el queso crema. Cuando comience a tomar hervor, retira del fuego y agrega la mezcla con la grenetina.
Rellena el molde con la mezcla y deja enfriar antes de introducirlo en la nevera. Espera a que se solidifique al menos durante un par de horas antes de desmoldar.
Decora con fruta, mermelada o lo que más te guste.
- Sirve frío.
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